Año de retos y oportunidades en el sector inmobiliario

Históricamente, la compraventa de propiedades ha sido una de las variables más importantes para medir la actividad económica de un país. El 2020 nos trajo grandes desafíos por desastres naturales y una pandemia que golpeó al sector inmobiliario, entre otros. A través de incentivos y ayudas económicas apostamos a la recuperación y estabilidad.
Por: Jorge Ignacio Rodríguez Suárez | @jrsrealestatepr
Las preguntas más comunes que me hacen mis clientes que desean vender o comprar una propiedad son: ¿Seguirán aumentando de valor las propiedades? ¿Debo aprovechar las bajas tasas de interés y comprar ahora?
La industria de bienes raíces ha experimentado un repunte significativo desde la baja en el precio de las propiedades provocada por el huracán María. El 2020 se esperaba que continuara esa tendencia de recuperación y crecimiento, hasta que el 7 enero, la zona suroeste de Puerto Rico comenzó a temblar. Esto dejó al descubierto la vulnerabilidad de las construcciones sin permisos, afectando la seguridad de los ciudadanos y creando una paralización económica en el suroeste de la isla.
En el sector inmobiliario, se comentaba de una posible devaluación en las propiedades a causa de los incesantes sismos, a lo que expertos en tasación de propiedades entendían que las estructuras afectadas podrían bajar de valor temporeramente hasta que se modificaran, repararan o demolieran. Los seminarios y educación contínua en temas de códigos de construcción y peligros de la famosa “Columna Corta” entre otros, eran el tema del momento entre los colegas corredores y vendedores de bienes raíces.
Apenas nos acostumbrábamos a vivir con los sismos y la mochila de emergencias al lado de la cama; y llega la Pandemia provocada por el Covid-19. El 16 de marzo el gobierno decreta un toque de queda para todo Puerto Rico y con ello la paralización de los cierres hipotecarios y el cese en transacciones de bienes raíces. Nuestra manera de hacer negocios tuvo que cambiar. La transición de lo presencial a lo virtual era inminente.
“María demostró que somos un pueblo resilente, la pandemia ha demostrado que tenemos que adaptarnos y reinventarnos.”
JORGE IGNACIO RODRÍGUEZ-SUÁREZ, ePRO®️
En vez de invertir en una buena chaqueta para mostrar propiedades, invertí en herramientas de mercadeo como “Virtual Property Tours”, “Video Property Tour”, “Aerial Drone” y fotos de alta calidad. La familiarización con los recursos tecnológicos se convirtió en una necesidad, hasta mi abuela hablaba por zoom con la familia. En una cultura de negocios acostumbrada a saludarse con un estrechón de manos, tuvimos que aprender a respetar el distanciamiento e invertir en equipo de protección antibacterial.
La incertidumbre era evidente, mis clientes me preguntaban: ¿Qué pasará con mi futura propiedad si no continúa el proceso de financiamiento?, ¿Si mis inquilinos se quedaron sin trabajo y no pueden pagar la renta? Me acostaba y me levantaba con las noticias para buscar respuestas a esas y muchas otras interrogantes.
La reserva federal bajó las tasas de interés. El gobierno federal y estatal otorgaron más de noventa mil moratorias hipotecarias y frenaron las ejecuciones de propiedades. El Departamento de Vivienda federal creó el Programa de Asistencia Directa al Comprador para familias de ingresos bajos o moderados, y personal esencial de recuperación. Al mismo tiempo, comienzan a llegar las ayudas, como los $1,500 de refuerzo económico, los $1,200 del pago de impacto económico, los (PPP) Préstamos de Protección de Nómina; y el famoso PUA (Asistencia de Desempleo Pandémico) para los más de 40,000 empresarios, pequeños y medianos negocios, que cualificaran. En una semana, llené más solicitudes que en la búsqueda de mi primer empleo.
Llegó el verano y mientras se comentaba de unas elecciones cerradas, reanudó gran parte de la actividad comercial del país, incluyendo el sector inmobiliario e hipotecario. La apuesta a la recuperación era inmensa. Una avalancha de prospectos compradores se tiraron a la calle con la idea de aprovechar las tasas de interés bajas, los incentivos de compra otorgados por los programas federales, y gran parte de ellos, con dinero en mano para el pronto y los gastos de cierre. Lo que algunos expertos llaman: “The fear of missing out”.
Mientras la banca comercial se redujo a tres instituciones locales, dueños de hogar como mi cuñada, optaron por refinanciar su préstamo hipotecario, hacer reparaciones y mejoras a su propiedad. Los servicios de electricidad, plomería, refrigeración y mantenimientos al hogar, no daban a basto. Los materiales y costos de construcción aumentaron. El segmento más grande de nuestra población, los “Boomers” optaron por no vender sus propiedades. Los proyectos de vivienda nueva se opcionaban sin tener que construir una casa modelo. Los prospectos compradores, entre ellos los “Millenials”, ofertaban por encima del precio de venta con tal de llevarse la propiedad. Esta combinación de factores creó una escasez en el inventario de propiedades para la venta, una saturación de casos en financiamiento y extensas demoras en los cierres hipotecarios, culminando un año atípico y una posible burbuja inmobiliaria.
De cara al 2021 debemos preguntarnos: ¿Qué pasará cuando se acaben las moratorias, ayudas, incentivos y programas federales?, ¿Comenzará la ejecución de propiedades? Reina la incertidumbre ante un nuevo año, pero no la esperanza.

Sobre el autor: JORGE IGNACIO RODRÍGUEZ-SUÁREZ, ePRO®️
El autor es Corredor de Bienes Raíces de JRS Real Estate y Consultor en Mercadeo de JIR Photo Design. Es miembro de la National Association of REALTORS®️ (NAR) y de la National Association Of Hispanic Real Estate Professionals (NAHREP). Si tiene cualquier duda o pregunta puede comunicarse a jrsrealestatepr@gmail.com o visitar www.jrsrealestatepr.com
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