[COLUMNA] Por qué el plebiscito fue un desastre

El boicot al plebiscito por parte de los partidos de oposición funcionó. Esto también fue sorprendente.(Juan J. Rodríguez/CB)
El plebiscito del gobernador Ricardo Rosselló fue un desastre. Echémosle un vistazo a los números. El 2 de junio de 2017 la portada de El Nuevo Día informó que, según sus encuestas, el 71% de los electores hábiles votaría en el plebiscito del 11 de junio. Solo el 22.9 % terminó votando. Esto fue impactante; nadie esperaba que la cifra fuera tan baja. En el plebiscito de 2012 un 78.2% votó.
El propósito del plebiscito fue enviarle un mensaje al Congreso, al presidente y a la opinión pública estadounidense: Puerto Rico quiere la estadidad. De hecho, las portadas en gran parte de la prensa estadounidense e internacional dijeron: la estadidad obtuvo el 97% del voto. Pero los medios de comunicación también destacaron que solo el 23% acudió a votar en una isla famosa por su alta participación electoral. El titular en The New York Times señaló la escasa concurrencia.
Es obvio que el plebiscito le enviaba un mensaje confuso a Estados Unidos. Si los plebiscitos anteriores demostraban que los puertorriqueños estaban divididos entre la estadidad y el Estado Libre Asociado (ELA), ¿por qué 97% favoreció la estadidad en esta ocasión? De hecho, si casi todos los puertorriqueños quieren la estadidad, ¿por qué solo el 22.9% acudió a las urnas?
Pero para ver cuán baja fue la participación, veamos otro número. Unas 503,000 personas votaron por la estadidad. Esto fue 332,000 menos que en el plebiscito de 2012. Hubo 1,362,000 menos votantes (incluyendo los 515,000 votos en blanco) que en 2012. Esto a pesar de que Rosselló y el Partido Nuevo Progresista (PNP) llevaron a cabo una campaña masiva en pro de la estadidad e instando a votar en el plebiscito.
¿Cómo explicarlo?
Fue un fracaso en el liderazgo político de Rosselló. En 2016 él ganó la gobernación con solo un 42% de los votos. Según la encuesta de El Nuevo Día del 1 de junio, Rosselló tiene un índice de aprobación de 39%. A pesar de la cobertura consistentemente positiva en los medios de comunicación desde las elecciones, ha perdido terreno.
El boicot al plebiscito por parte de los partidos de oposición funcionó. Esto también fue sorprendente. El Partido Popular Democrático (PPD) nunca había estado tan débil como lo estaba en ese momento. Su liderazgo estaba dividido en cuanto a si se debía participar o no en el plebiscito. El hecho de que solo 6,821 personas votaron bajo la opción “estatus territorial actual” demostró que el boicot funcionó mucho mejor de lo esperado.
En Puerto Rico no hay consenso para alcanzar la estadidad. El PNP ha ganado siete de las últimas 13 elecciones. En nueve elecciones ha enviado a un comisionado residente estadista al Congreso. Este fue el cuarto plebiscito de estatus que ha celebrado, cada uno diseñado para producir un mayor número de votos pro-estadidad.
Una vez más, el hecho de que la estadidad obtuvo 332,000 votos menos que en 2012 demuestra que durante las últimas cuatro décadas la persistente campaña pro-estadidad no ha producido un consenso a favor de la estadidad.
¿Entonces, por qué Rosselló y el PNP cometieron un error tan grave que tuvo tan malas consecuencias?
Buena pregunta. Pienso que fue la frustración. En el sentido de que tras haber ganado las elecciones generales tantas veces, tras esforzarse tanto durante tanto tiempo, la realidad es que Puerto Rico no está más cerca de la estadidad; de hecho, puede estar retrocediendo. Así que hay un creciente sentido de desesperación.
Primero, se suponía que este fuera el primero de los cinco plebiscitos de estatus que estaría avalado por el gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, Rosselló y el PNP decidieron seguir adelante luego que el Departamento de Justicia estadounidense desaprobara la papeleta inicial, principalmente porque omitió la opción del ELA y declaró falsamente que solo la estadidad garantiza la ciudadanía estadounidense.
Luego el PNP enmendó la papeleta —todavía sin incluir el nombre del Estado Libre Asociado— y el Departamento de Justicia no dio su aprobación. Así que si el propósito del plebiscito era promover la estadidad entre el gobierno estadounidense, ¿por qué seguir adelante con un plebiscito que no contaba con la aprobación de Estados Unidos?
Rosselló y la campaña esencial del PNP fueron más allá del argumento habitual de que los defectos en el ELA hacen que sea un “estatus colonial” responsable de los males de la isla. Ahora el argumento era que el ELA nunca existió. Y para demostrarlo, la Asamblea Legislativa eliminó el 25 de julio como día feriado, fecha que por 65 años ha marcado el día en que Puerto Rico celebra la creación del Estado Libre Asociado.
El gran filósofo y periodista español José Ortega y Gasset escribió en su Revuelta de las masas: “La historia es la realidad del hombre. No tiene otra. En ella se ha convertido en lo que es”. ¿Cuál es el punto de reescribir la historia puertorriqueña? ¿No es esto una señal de desesperación?
Durante mucho tiempo he opinado dos cosas sobre el estatus político de Puerto Rico. Una es que los plebiscitos de estatus son inútiles. Si en Puerto Rico existiera un deseo abrumador de obtener la estadidad, entonces haría sentido llevar a cabo un plebiscito libre y democrático que le confirmara a los Estados Unidos y al mundo que ese deseo existe. Si la realidad es que en Puerto Rico no hay consenso en cuanto al estatus, ¿cuál es el punto de celebrar plebiscitos terminarán confirmando que no hay consenso?
La segunda es que si hubiera consenso a favor de la estadidad, no cabe duda que un plebiscito forzaría el Congreso a tomar el resultado en serio. Pero, a fin de cuentas, se enfrentará nuevamente a la realidad económica: que hacer de esta isla un estado, imponer impuestos federales en una economía donde el ingreso per cápita es un tercio de Estados Unidos, la mitad del ingreso del estado más pobre, no funcionará.
La estadidad para Puerto Rico es económicamente imposible.
Y si lo era cuando Puerto Rico gozaba de crecimiento económico sostenido, ¿cómo podría ser posible ahora que está económicamente en quiebra?
Pero este ciertamente plebiscito fue inútil. Fue una trágica pérdida de tiempo y dinero en un Puerto Rico que se hunde económicamente.
Para Rosselló y el PNP fue un error desastroso.
A.W. Maldonado fue columnista y editor senior de El San Juan Star, editor ejecutivo de El Mundo y editor y cofundador de El Reportero.
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